Abrigo la firme esperanza de que cuando vaya pasando el tiempo y la tragedia del compañero Juan De los Santos, su escolta el sargento mayor (ED) Archie de Jesús Medina; y del propio homicida-suicida Luis Esmerlin Féliz se diluya de los titulares y desaparezca el interés periodístico de los medios de comunicación por el acontecimiento, sea cuando éste entre como tema principal a la agenda política del Partido de la Liberación Dominicana.
También abrigo la esperanza de que continúen retumbando en las cabezas de los miembros del Comité Político las palabras pronunciadas en el cementerio por la señora viuda de "Juancito", cuyo contenido profundamente humano constituyen de por sí un desafío para que la sociedad y sobre todo el Gobierno, en tanto tal, tome el liderazgo y enfoque sus mayores esfuerzos hacia darle un giro al rumbo que llevamos como sociedad.
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Foto Externa/ Pte. Medina llora muerte de Juancito Sport |
Esta conmoción nacional no debe dejarse sustituir por otra mayor para inspirar la acción social y gubernamental. Ella, por si sola, tiene la dimensión intrínsica suficiente para mover el interés del país hacia estadíos más amigables consigo mismo.
La exhortación hecha por el propio Presidente Medina a raíz de calificar la tragedia debería ser tomada como marco de referencia para iniciar ese imprescindible cambio de actitud social.Sin ponerme a soñar digo que la plataforma política inicial puede ser el propio PLD, erigiéndo a ese instrumento de representación en el ejemplo de disciplina y convivencia que parece haber perdido.
Tragedias y actos violentos como el acontecido, en muchas ocasiones y en distintos lugares del mundo han servido para desencadenar grandes acontecimientos humanos. Eso sí: ha tenido que mediar la sagacidad del liderazgo para lograrlo. Aquí los tenemos a ambos: liderazgo y sagacidad.
Fuente: Carlos Rodriguez
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