Por Lic. Dary Terrero
El escritor es Maestro, Abogado y Comunicador
En República
Dominicana se ha convertido en costumbre escuchar cada día en las noticias
sobre el asesinato de un dominicano para despojarlo de un celular, el cual en
la sociedad dominicana se ha convertido en una prenda de uso imprescindible.
Los
niveles de delincuencia se han disparado en los últimos años, los reportes
policiales por atraco son alarmante, pero lo más alarmante es que no existe una
reacción por parte de las autoridades. Los organismos que tienen que velar la
seguridad ciudadana actúan como si viviéramos en un lugar seguro, donde no hay
incidencia delincuencial, al punto que el Jefe de la Policía Nacional, al
momento de presentar el Plan Estratégico de la PN, expuso la posibilidad de que
los miembros de la uniformada pudieran andar desarmados.
A
momento de un atracó intervienen varios pilares que deben ser regulado por la
autoridad, como son las motocicletas y los celulares uno como herramienta de
trabajo de la delincuencia y otro como objeto del atraco.
La
falta de regulación y registro adecuado de las motocicletas la convierten en la
herramienta ideal para ejecutar un atracó sin el riesgo de ser rastreados,
producto de la vulnerabilidad delos escasos o inexistentes registros; pues las
autoridades a la hora de encauzar uno de este tipo de vehículos prioriza el
cobro de una multa, antes que la seguridad ciudadana.
Esto
es una total contradicción, recaudar más para tener que gastar más en inversión
en salud, en un mayor índice de muertes por accidente de motocicletas y demás. Las
motocicletas en principio se había constituido en un medio de transporte,
ágil eficiente y a bajo costo y de acceso a lugares donde un vehículo no puede
accesar.
La realidad es que al día de hoy este sector ha crecido de manera
desproporcionada y sin regulación, aplicando sus propias reglas producto de que
sus líderes carecen de un plan estratégico; ya que son dirigidos por personas
sin compromiso social, e invadidos por la politiquería y la falta de empleo y
oportunidades.
La
facilidad con que se puede activar un celular y la proliferación de agentes
intermediarios en términos de comunicación, coloca este mercado en el simple
punto de oferta y demanda, donde vender un celular si conocer su procedencia
lícita es el “pan nuestro de cada día”. Tener un Smartphone nos hace presa de
los delincuentes, ya que estos artefactos de uso casi imprescindible en esto
tiempos, tienen un mercado amplio de comercialización donde la única variable
es el precio.
El
regulador de las comunicaciones en nuestro país, Instituto Dominicano de
Telecomunicaciones (Indotel) conjuntamente con las prestadoras de servicios
telefónicos Claro, Tricom, Orange, Viva y demás, deben abocarse a una acción
estratégica de crear urgentemente el mecanismo eficaz para que los teléfonos de
sean activados, y que su uso este exclusivamente vinculados a la identidad de
cada Smartphone (IMEI) de un teléfono en específico.
La
facilidad con que se activa un celular en República Dominicana, más que aporte
al desarrollo de las telecomunicaciones, está contribuyendo a hacer cada día
más atractivo el robo de celulares en un país donde delinquir a alta escala no
tiene ningún sistema de consecuencias. A esto se le suma la cantidad de
celulares que entran al país de procedencia desconocida, los cuales no son sometido
a ningún proceso de validación internacional.
Lo
que sí es un verdadero problema es la indiferencia con que las autoridades ven
estas variables económicas y sociales que intervienen directa e indirectamente
en el auge de la inseguridad y delincuencia en el país.
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