martes, 26 de julio de 2016

La Influencia conservadora en el abrazo a la penalización del Aborto Terapéutico.



Autor: Michael Matos
Articulista
A través del tiempo, las sociedades o el ser humano como especie, ha desarrollado métodos de organización que van acorde con su evolución. Por tal razón, se ha visto en la obligación de realizar ajustes que garanticen su propia supervivencia, siendo uno de los más notables el reajuste de índole "moral". Herramienta moldeada según el contexto histórico o socio-económico que se esté viviendo en una determinada sociedad. Según Nietzsche, los patrones morales se fueron definiendo a medida en que las sociedades empezaron ha avergonzarse de las costumbres pasadas.     

A pesar del reconocido avance logrado por las sociedades, estas siguen constantemente amenazadas por la idiosincrasia conservadora; que no solo expande sus tentáculos como ideología, sino que también contamina emocionalmente a cada individuo, cimentándose en la esfera de los sentimientos que el conservadurismo identifica como objetivos: "preferir lo familiar a lo desconocido, lo probado a lo no probado, los hechos al misterio, lo real a lo imposible, lo limitado a lo ilimitado, lo cercano a lo distante, lo suficiente a lo superabundante, lo conveniente a lo perfecto, la felicidad presente a la dicha utópica". 

Esta manera en que ha sido limitado el libre desenvolvimiento de las ideas genuinas, ha permitido imponer de forma despota lo que se concibe como correcto, adornando con ficción cada destello lógico que intenta hacer presencia en la actual atmósfera. Por esto, hoy el "Imperio Conservadurista" exhibe, con orgullo, la aprobación de un código para penalizar a una de sus más notables víctimas: "El Aborto Terapéutico".

Este código, mantiene a República Dominicana, en la reducida lista de Estados donde es condenado -sin excepciones-, El Aborto Terapéutico, junto a Nicaragua, Malta, Ciudad Del Vaticano y El Salvador, e ignora que una vez legalizado, este se realizaría acorde con el parámetro sanitario institucional, acabando con el riesgo en las mujeres. Y es que a pesar de la existencia de esta medida, las mujeres ricas pueden acudir al extranjero a realizarse abortos terapéuticos sin que estos sean penalizados, pero las de bajo recursos están obligadas a visitar centros clandestinos, que ponen en grave peligro su vida. Pues, lejos de ser una medida de fondo social, que reduzca la mortalidad materna, es de índole moral, por entenderse que el Aborto, sin importar sea terapéutico, atenta contra lo "moralmente correcto".

En ese contexto, surgen algunas interrogantes: ¿Es "moralmente" correcto penalizar el aborto cuando continuar con el embarazo o parto pone en grave peligro la vida de la madre? ¿Es humano evitar que se reduzcan fetos en peligrosos embarazos múltiples para reducir el riesgo y hacer el parto posible? O ¿Justifica la "moral", castigar el aborto cuando se quiere evitar el nacimiento de la criatura con una enfermedad congénita, que la sentencia a padecer deformaciones, dolores inhumanos y posterior muerte, corto tiempo luego del nacimiento?

Rompiendo las cadenas de la doble moral conservadora, nos percatamos de que penalizar el Aborto Terapéutico es una medida inhumana e irracional, que atenta impunemente contra la vida de nuestras mujeres y el proceso de reajuste y adaptación humana que ha caracterizado históricamente a las sociedades del mundo, y que una vez más el monopolio conservador nos manda a los brazos del retroceso ideológico y anti-evoluctivo.


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