Por :Dalton Herrera
Los niños recitan sonetos ante el asedio de la artillería materna y la enemiga. Ya no lloran ni sonríen, solo observan el caos y cantan letras patrióticas.
Los adultos juegan a la guerra sin importar quebrantar el espíritu o exponer la carne y los tejidos. Su misión es aniquilar, y mientras más asesina, mejor persona se convierte...
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