martes, 20 de marzo de 2018

Estoy con Rogelio Cruz


Yo apoyo a Rogelio Cruz desde siempre. Hace mucho que digo y repito que nuestra Iglesia Católica local es, por sacerdotes como él y otros que hasta he nombrado públicamente, de lo contrario, hace rato que hubiera sucumbido en el ampuloso, pomposo, pretencioso, prosopéyico y presuntuoso ejercicio de una jerarquía y purpurado que nos lastima demasiado, con honrosas excepciones, claro.
Si la feligresía no adocenada no tuviéramos sacerdotes comprometidos como Rogelio, la figura del Evangelio se hubiera desvanecido entre esos salones suntuosos donde circulan obispos y cardenales, en sus regodeos con el poder corrupto, como ellos. Porque los Rogelio son los que nos recuerdan que Cristo vive y se compromete con los más pobres y necesitados, día a día.
Sus superiores no pudieron confundirse más con la actitud chismosa y cizañera, arrogante e impensada, de tratar de enlodar a Rogelio Cruz para desmerecerle. Gran error para una clase que tiene veinte colas que pisar, y una equivocación mentirosa malévola y pérfida, que creían confundiría al pueblo de Rogelio, con el que camina desde que es sacerdote, igual, cada día igual. Entregado y transparente.
Soy católica practicante y por demás, ex alumna salesiana del IMA, Instituto María Auxiliadora de Comodoro Rivadavia, Provincia de Chubut, Patagonia Argentina, donde entré con casi 6 años y salí a los 18, graduada de Maestra Normal Nacional, finalizando la década de los sesenta.
También soy profundamente crítica de la Iglesia Católica como institución, profundamente machista e inequitativa, reconociendo en ella a personas que ejercen un verdadero sacerdocio y lamentando al colectivo de pederastas y criminales clericales, pero sobre todo, a la institución que los protege y arropa.
Creo que las mujeres tenemos muchos derechos que son conculcados desde las mismas instituciones sociales y eclesiales y opino que a las mujeres se nos debe todo, porque se nos ha quitado todo, como ya lo decía en el siglo XVII el Teólogo, Filósofo y Escritor francés, François Poullain de La Barre en su obra Sobre la Igualdad de los Dos Sexos.
En mi fe, predomina la imagen de una palabra divina que apoya la conciencia de cada persona, basada en el Amor a todas las personas como el que tengo por mí misma, y eso fundamenta mis acciones también. Porque quien ama a las demás personas como a si mismo/a, se compromete con la universalidad de los seres, trabaja con todas las creaturas y por la vida consonante del Universo, como hace Rogelio Cruz.
Con las mujeres, los niños y las niñas, mi sensibilidad es especial porque somos colectivos convertidos en vulnerables por la perversidad humana que no nos considera humanas como el sujeto universal masculino, que decide sobre todo, mujeres, niños y niñas y también sobre la naturaleza.
Entonces, reconozco al Padre Rogelio Cruz, como el de todas nosotras, personas que lo amamos porque vive el evangelio.

Por: Susi Pola

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