Por:Osvaldo Rodríguez Suncar
Fuente:Facebook
Tan debilitado como está, con poco más del 4.0 por ciento del favor del electorado, el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), otrora el principal del país, tiene su destino en las manos de la juventud que lo integra.
No importa que el pasado sábado haya sido reelecto en la dirección de ese partido el ingeniero Miguel Vargas Maldonado, un hombre de casi 70 años de edad, como su presidente; junto a algunos de sus contemporáneos.
Por un asunto biológico, y de concepción de vida generacional, Vargas Maldonado no podrá ver crecer al PRD, siendo su presidente, hasta los niveles del pasado, cuando fue el primer partido en el país que parecía tener una "fábrica de presidentes", parafraseando una afirmación del doctor Leonel Fernández sobre el Partido de la Liberación Dominicano (PLD).
En el PRD no quedan ya "presidenciables", como llamaba su extinto líder, el doctor José Francisco Peña Gómez, a aquellos dirigentes de su esa organización con potencialidades para alguna vez ceñirse la banda presidencial.
Ni siquiera lo es Vargas Maldonado, un otrora candidato presidencial con un 43 por ciento de votos favorables entonces (2008).
Por tanto, el trabajo del PRD debe ser dirigido, en mi modesta opinión, a ir estableciendo lideratos comunitarios, provinciales. De ahí, la importancia que les vemos a las elecciones provinciales y municipales de febrero del próximo año para ese partido.
El una vez llamado "Partido de la Esperanza Nacional" debe cifrar las suyas en crear un liderazgo joven, renovado, en las comunidades; para lo cual debe presentar candidatos sólidos, potables a los puestos de senador, diputado, alcalde, regidor, en las diferentes demarcaciones, el año que viene.
La mejor forma de forjar esa fortaleza es acercando al PRD a lo que Peña Gómez llamó "frentes de masas", cuya composición ha variado en relación a la época del discurso del gran líder sobre ellos, a finales de los años 70 y el decenio de los 80.
Ya no son solo frente de masas los sindicatos (cuya fuerza y prestigio han disminuido), juntas de vecinos, asociaciones estudiantiles y profesionales, clubes deportivos y los ya casi inexistentes clubes culturales.
Ahora se deberían tener en cuenta los grupos asociados por gustos, intereses y costumbres de orígenes diferentes a los de aquellos y que interactúan por medio al desarrollo de la tecnología. De una manera genérica podríamos llamar a éstos como los "cibernautas".
Así, "infiltrar" de los suyos en los variados subgrupos de los "cibernautas" debería ser una tarea del PRD. Y eso solo lo pueden y saben hacer los jóvenes.
Pero esos jóvenes perredeístas necesitan de un adoctrinamiento político, partidario, que les presente una visión del mundo y de la sociedad dominicana, de cara al presente y al futuro; más allá del clientelismo, de la lucha por la consecución de un empleo público, para satisfacer necesidades, que muchas veces solo son inmediatas.
Esa última tarea es el gran compromiso de los más viejos, como Vargas Maldonado y el recientemente electo secretario de organización, mi amigo Rafael (Fiquito) Vázquez, en el PRD.
Si no hacen eso, estarían cavando la tumba del PRD y serían vistos por la historia como los zacatecas, por ser los últimos de una generación, que desde hace tiempo, más de 30 años, dio los primeros "picazos y palazos" para enterrarlo.
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