martes, 27 de agosto de 2019

13 años de gestión y un pecado imperdonable



Por:Edgar Caraballo

En los últimos días he tenido la oportunidad compartir en varios escenarios con el alcalde de Los Alcarrizos, el Sr. Junior Santos. Hemos coincidido y tenido cierto acercamiento por temas de amigos en común, empresariales y municipales. Por consiguiente, lo que les voy a comentar en cualquiera de los escenarios anteriormente mencionados se lo pude haber dicho a él directamente, pero no lo hice porque necesito que “conste en acta” lo siguiente.

Los Alcarrizos es un pedazo de tierra de aproximadamente 52 kilómetros cuadrados, en el cohabitan -malcontados- unas 200 mil personas, casi en su totalidad gente madrugadora y trabajadora que sale todos los días a buscar el sustento de su familia, retando a la cruel y despiadada delincuencia, las inclemencias un clima cuasi árido y los interminables tapones dentro y fuera. Son, en definitiva, verdaderos gladiadores.

Sin embargo, este pueblo de gente sencilla y hospitalaria, pero sobre todo orgullosa de su pasado, de lo que una vez fue y donde se encuentra gracias a su arduo trabajo; un pueblo que pasó de usar botas de fundas plásticas para salir, pasa a ser uno de los municipios con más actividad económica de todo el país. A pesar de lo anteriormente dicho, los Alcarrizos no tiene una identidad municipal.

Mas allá de chichorizo, una zona franca que agoniza y el lejano recuerdo de que una vez estuvimos en el trayecto del tren, los Alcarricences no pueden autodefinirse a través de un símbolo que los identifique como lo que realmente son.

Es por esta razón que describo como un pecado imperdonable por parte de quienes han estado a cargo de la administración del municipio durante 13 años que no se hayan planteado todo un proyecto de identidad y orgullo municipal.

Pero como con tiempo todo tiene cura, el próximo 31 de enero del 2020, el Municipio de Los Alcarrizos cumple 15 años de su fundación. De aquí hasta esta fecha hay tiempo más que suficiente para el desarrollo de un conjunto de actividades conmemorativas que busquen dar identidad y orgullo municipal, culminando con el desvelado de un gran monumento en la entrada de los Alcarrizos, dedicado (por ejemplo) al trabajador y al madrugador.

Junto con las escuelas y liceos se podría desarrollar un concurso, en busca de un lema pegajoso, pero que nos inspire y nos represente a todos.

Ahí está la crítica, ahí está la propuesta.

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