Por Francisco Luciano
El rector debe reunir condiciones de competencias técnicas y formativas, poseer una visión holística, capacidad para escuchar procesar y analizar las distintas problemáticas del mundo académico en el ámbito de la educación superior y conocer las debilidades y fortalezas de la Universidad para garantizar, con su liderazgo y acciones, superar las primeras y potencializar las segundas en beneficio de la consolidación de la institución.
El rector que la UASD requiere no puede ni debe ser un individuo sectario, mas bien tiene que ser una especie de arbitro armonizador de las distintas visiones que coexisten a lo interno de la academia.
En esencia el rector que requerimos debe saber Planear, dirigir, administrar y controlar las áreas académica y administrativa a través de la gestión de recursos humanos, materiales, financieros e intelectuales de la Universidad con la finalidad de que esta contribuya a la formación de profesionales integrales que sirvan al desarrollo de la nación dando cumplimiento de los objetivos de la institución.
El rector no deberá ser resentido, egoísta ni mezquino. Todo lo contrario, debe ser una persona con paz espiritual, con la fortaleza de anteponer el desarrollo institucional por encima de cualquier aspiración o presión individual y grupal.
El rector ideal es un humanista en el sentido mas amplio del concepto, con capacidad para unir e integrar, con buena imagen ante la sociedad y comprometido con la misión institucional y la autonomía de la académica como elemento básico para que el saber y la verdad científica se impongan sobre intereses particulares internos, externos, estatales o empresariales.
El rector que se requiere debe administrar los recursos humanos, materiales, financieros e intelectuales de la academia con fundamento en la planeación estratégica para el logro y cumplimiento de objetivos de la universidad. Jamás debe ser un oferente de posiciones o prebendas para lograr apoyos de grupos o personas, debiendo fundamentar las adhesiones sobre la base de propuestas, ideas, planes y proyectos que eleven y fortalezcan la institucionalidad de la academia.
Debe ser asertivo y fomentar las acciones de comunicación hacia el interior y el exterior de la academia e Impulsar su desarrollo tecnológico, científico y humanístico, así como la innovación de los distintos procesos por vía de la investigación, creación y actualización de nuevos programas integrales con la finalidad de que la Universidad sea la primera opción de la enseñanza superior en el país.
Debe liderar las actividades de planeación y evaluación institucional a través del análisis, tanto de información como de los indicadores internos y externos, con la finalidad de alcanzar la excelencia académica y la eficacia administrativa.
El rector nunca debe ser una persona resentida, mezquina o arrogante, todo lo contrario, sus características personales deberán ser de buen trato humano, de afecto y comprensión de la situación de los demás y de accionar por el bienestar del colectivo, aun por encima de sus propias posiciones. Debe saber escuchar, discernir y guardar confidencias.
En esencia el rector tiene que ser inclusivo y jamás excluyente. Catalizador de unidad y jamás de desavenencias, de carácter afable en todos los órdenes, pero de reciedumbre en el orden institucional e inflexible en lo ético y moral.
El autor es docente de la Facultad de Ciencias de la Educación.
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