Mientras que algunas escuelas
existentes a mediados del siglo XX (el psicoanálisis o el conductismo) se
centraban en conductas problemáticas y en el aprendizaje desde un ser pasivo y
sin demasiadas opciones de influir en el entorno más de lo que este influye en
él, Maslow estaba más preocupado en aprender sobre qué hace a la gente más
feliz y lo que se puede hacer para mejorar el desarrollo personal y la
autorrealización.
Como humanista, su idea era
que las personas tienen un deseo innato para autorrealizarse, para ser lo que
quieran ser, y que cuentan con la capacidad para perseguir sus objetivos de
manera autónoma si se encuentran en un ambiente propicio. Sin embargo, los diferentes
objetivos que se persiguen en cada momento dependen de qué meta se han
conseguido y cuáles quedan por cumplir, según la pirámide de necesidades. Para
aspirar a las metas de autorrealización, antes han de cubrirse las necesidades
anteriores como la alimentación, la seguridad, etc. Por ejemplo, solo nos
preocupamos de temas relacionados con la autorrealización si estamos seguros
que tenemos un trabajo estable, comida asegurada y unas amistades que nos
aceptan.
En la Pirámide de Maslow,
desde las necesidades más básicas hasta las necesidades más complejas, esta
jerarquía está compuesta por cinco niveles. Las necesidades básicas se ubican
en la base de la pirámide, mientras que las necesidades más complejas se
encuentran en la parte alta.
Así pues, las cinco categorías
de necesidades de la Pirámide de Maslow son: fisiológicas, de seguridad, de
afiliación, de reconocimiento y de autorrealización; siendo las necesidades
fisiológicas las de más bajo nivel, y subiendo niveles en el orden indicado.
Eso sí, como hemos visto, la representación visual en forma de pirámide es una
aportación posterior al planteamiento de este modelo explicativo por parte de
Maslow. Sin embargo, aquí la trataremos como si fuese equivalente a la
jerarquía de necesidades descrita por este psicólogo.
En la pirámide de Maslow, este
investigador habla acerca de las necesidades instintivas y hace una distinción
entre necesidades “deficitarias” (fisiológicas, de seguridad, de afiliación, de
reconocimiento) y de “desarrollo del ser” (autorrealización). La diferencia
existente entre una y otra se debe a que las “deficitarias” se refieren a una
carencia, mientras que las de “desarrollo del ser” hacen referencia al quehacer
del individuo. Satisfacer las necesidades deficitarias es importante para
evitar consecuencias o sentimientos displacenteros.
Las necesidades del
“desarrollo del ser”, por su parte, son importantes para el crecimiento
personal, y no tienen que ver con el déficit de algo, sino con el deseo de
crecer como persona.
Así pues, la pirámide de
Maslow tiene 5 niveles de necesidades. Son los siguientes.
1. Necesidades fisiológicas
Incluyen las necesidades
vitales para la supervivencia y son de orden biológico. Dentro de este grupo,
encontramos necesidades como: necesidad de respirar, de beber agua, de dormir,
de comer, de sexo, de refugio.
Así pues, en este estrato de
necesidades se encuentran aquellas que hacen posibles los procesos biológicos
más fundamentales que hacen que la existencia del cuerpo sea viable.
Proporcionan cobertura a las funciones fisiológicas que mantienen el equilibrio
en nuestros tejidos, células, órganos y, especialmente, nuestro sistema
nervioso.
Maslow piensa que estas
necesidades son las más básicas en la jerarquía, ya que las demás necesidades
son secundarias hasta que no se hayan cubierto las de este nivel.
2. Necesidades de seguridad
En esta parte de la pirámide
de Maslow se incluyen las necesidades de seguridad son necesarias para vivir,
pero están a un nivel diferente que las necesidades fisiológicas. Es decir,
hasta que las primeras no se satisfacen, no surge un segundo eslabón de
necesidades que se orienta a la seguridad personal, al orden, la estabilidad y
la protección.
Puede decirse que las
necesidades que pertenecen a este nivel de la pirámide de Maslow tienen que ver
con las expectativas y con el modo en el que las condiciones de vida permiten
desarrollar proyectos a medio y a largo plazo. Se fundamentan en una especie de
"colchón" basado tanto en bienes como en derechos y capital social.
Aquí figuran: la seguridad
física, de empleo, de ingresos y recursos, familiar, de salud, etc.
3. Necesidades de afiliación
Maslow describe estas
necesidades como menos básicas, y tienen sentido cuando las necesidades
anteriores están satisfechas.
Para Maslow, esta necesidad se
expresa cuando las personas buscan superar los sentimientos de soledad y sentir
que hay vínculos afectivos entre ellas y ciertas personas. Es decir, cuando se
intenta trascender el ámbito individual y establecer vínculos con el entorno
social.
Estas necesidades se presentan
continuamente en la vida diaria, cuando el ser humano muestra deseos de
casarse, de tener una familia, de ser parte de una comunidad, ser miembro de
una iglesia o asistir a un club social. La pertenencia a un colectivo, ya sea
más o menos pequeño, ayuda a aportar sentido a lo que se hace en el día a día,
y además el contacto personal y las relaciones sociales que favorecen estos
lazos nos estimulan de un modo que, para Maslow, la experiencia resultante puede
ser calificada de necesidad.
Ejemplos de estas necesidades
son el amor correspondido, el afecto y la pertenencia o afiliación a un cierto
grupo social.
4. Necesidades de
reconocimiento
Este nivel de la jerarquía de
necesidades humanas también es conocido como necesidades de estima, y tiene que
ver con el modo en el que nos valoramos nosotros y nos valoran los demás, el
resto de la sociedad.
Tras cubrir las necesidades de
los tres primeros niveles de la Pirámide de Maslow, aparecen las necesidades de
reconocimiento como aquellas que favorecen el fortalecimiento de la autoestima,
el reconocimiento hacia la propia persona, el logro particular y el respeto
hacia los demás; al satisfacer dichas necesidades, la persona se siente segura
de sí misma y piensa que es valiosa dentro de la sociedad. Cuando estas
necesidades no son satisfechas, las personas se sienten inferiores y sin valor.
Esta necesisad de la jerarquía
de Maslow se entiende mejor como una manera de sentirse bien con el propio
autoconcepto a través de esas cosas de nosotros mismos que vemos reflejadas en
el modo en el que los demás nos tratan.
Según Maslow existen dos
necesidades de reconocimiento: una inferior, que incluye el respeto de los
demás, la necesidad de estatus, fama, gloria, reconocimiento, atención,
reputación, y dignidad; y otra superior, que determina la necesidad de respeto
de sí mismo, incluyendo sentimientos como autoconfianza, competencia, logro,
independencia y libertad.
Así pues, este nivel de la
jerarquía de necesidades humanas se basa en todas aquellas ventajas que supone
el hecho de gozar de un buen estatus a los ojos de los demás.
5. Necesidades de
autorrealización
Por último, en el nivel más
alto se encuentran las necesidades de autorrealización y el desarrollo de las
necesidades internas, el desarrollo espiritual, moral, la búsqueda de una
misión en la vida, la ayuda desinteresada hacia los demás, etc.
Este nivel de la pirámide de
Maslow es uno de los rangos de la jerarquía de necesidades más difíciles de
definir, porque tiene que ver con objetivos altamente abstractos y que no se
consiguen con acciones concretas, sino con cadenas de acciones que se producen
durante periodos relativamente largos. Por consiguiente, cada individuo tendrá
necesidades de autorrealización diferentes y personalizadas.
Críticas a la Pirámide de
Maslow
Pese a que algunas
investigaciones dan soporte a la teoría de Abraham Maslow, la mayoría de los
datos recopilados en muchas investigaciones no parecen ir en la misma línea que
la pirámide de Maslow. Por ejemplo, Wahba y Bridwell (1986) concluyen que hay
poca evidencia para demostrar la jerarquía postulada por Maslow, a pesar de que
aún hoy en día es muy popular.
Además, la Pirámide de Maslow
también ha recibido críticas por ser difícil de probar su concepto de
autorrealización, ya que es muy abstracto. A fin de cuentas, en ciencia es
necesario especificar muy bien el significado de las palabras y proponer unas
implicaciones "operacionales" de ellas, y si un concepto deja mucho
margen para la interpretación, no es posible realizar investigaciones
orientadas a estudiar lo mismo, ni extraer conclusiones claras. Muchos de los
conceptos y categorías descritas en la pirámide de las necesidades de Maslow
son demasiado ambiguas como para poder ser estudiadas científicamente.
En un estudio publicado en
2011, investigadores de la Universidad de Illinois pusieron a prueba la
pirámide de Maslow y descubrieron que la satisfacción de las necesidades de la
pirámide correlacionaba con la felicidad de la persona. Pero esta investigación,
al contrario que la teoría de Maslow, concluyó que las necesidades de
reconocimiento y autorrealización también eran importantes pese a que no
estuvieran cubiertas las necesidades más básicas. Por lo tanto, cuestionaba la
secuencialidad que Maslow propuso en su teoría: no hacía falta tener cumplidas
necesidades básicas para aspirar a alcanzar los objetivos relacionados con las
necesidades más refinadas.
Por otro lado, la
investigación de Maslow estaba basada en una muestra de individuos muy pequeña
y, potr lo tanto, poco representativa. La crítica a su metodología hace
referencia a que él mismo eligió a las personas que consideraba
autorrealizadas, tras leer sobre ellos o hablar con ellos y llegar a
conclusiones acerca de lo que es la autorrealización. De hecho, las personas a
las que Maslow entrevistó a la hora de realizar su pirámide de necesidades
difícilmente pueden representar a la mayoría de la población humana, ya que
eran personas pertenecientes a la cultura occidental, ricas o muy influyentes. Algunas
de las personas a las que investigó son Albert Einstein o Eleanor Roosvelt. La
pirámide de Maslow fue creada a partir del estudio de los casos excepcionales,
más que de lo que resulta normal en las poblaciones humanas.
La relevancia y el legado de esta
teoría
Independientemente de estas
críticas, la pirámide de Maslow representa un aporte importante en un cambio de
visión dentro de la psicología y contribuyó a establecer una tercera fuerza
dentro de la profesión (las otras dos fuerzas principales eran el psicoanálisis
y el conductismo). Su enfoque con respecto a la psicología y de la vida en
general inspira entusiasmo, ya no parte del supuesto de que las personas son
seres pasivos, ni se centra en las conductas patológicas. El estudio de las
motivaciones y de los patrones de conducta no vinculados a los trastornos
mentales llegó a ser una muestra de que la psicología no tiene por qué
limitarse a la salud mental.
Por otro lado, los trabajos de
Maslow fueron un primer intento de estudiar algo de suma importancia: el bien
común, esos elementos contextuales que son prioritarios para todas las
personas. Si la necesidad de tener acceso a alimentos es uno de los aspectos
más importantes para las personas, es posible proponer modelos de gestión de
los espacios que tengan en cuenta este principio.
Además, la pirámide de Maslow
ha tenido una gran repercusión no solamente en la psicología, sino que también
ha sido importante en el mundo empresarial (especialmente en el marketing, pero
también en el mundo de los Recursos Humanos) o en el deporte, por ejemplo. El
hecho de que establezca una jerarquía de necesidades aporta una manera fácil e
intuitiva de establecer planes para motivar y para generar productos atractivos
dependiendo del tipo de personas sobre las que se pretenda influir.
La Psicología científica
actual debe seguir investigando sobre qué es aquello que nos motiva y nos lleva
a aspirar a objetivos, y puede que la pirámide de Maslow no sea un constructo
que permita explicar bien cómo actuamos, pero por lo menos es un primer
ladrillo en este tipo de estudios y puede ser utilizado como referencia. Eso
sí, hace falta seguir trabajando para generar conceptos concretos que se
presten a la investigación científica, más allá de la apelación a ideas vagas
que pueden significar cosas diferentes para cada individuo.
Fuente: Psicologia y Mente
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