sábado, 29 de octubre de 2022

La enajenación como parte de una construcción social, representada en la música urbana.

 

En la mañana de hoy sale una información tristemente célebre, a propósito de que un exponente de la música urbana, conocido como “Onguito Wa” atropelló mortalmente a un hombre aún no identificado, mientras conducía una motocicleta y encontró la muerte, supuestamente al ser embestido por el vehículo en el que se desplazaba el artista urbano.

La transculturación, inversión de valores, la ausencia de paradigmas ejemplarizantes, la representación a modo de arquetipo referencial de personas que alcanzan el éxito sin una base de formación sólida, haciendo apología al “Bajo Mundo” y lo que se vive en esa especie de ecosistema donde las normas sociales de convivencia brillan por su ausencia y donde el talento se muestra en escasez.

Duele y a la vez indigna que un hecho que con antelación pudo haber sido previsible, tuviese que llegar a la tragedia la cual todos los que se han detenido a observar las evidentes falencias intelectuales así como la desorientación conductual exhibida por el “artista” que hoy en día se le acusa de haber llevado el luto a una familia, y la sociedad que en ocasiones hacemos de cómplices por omisión, apostando al “te lo dije” ,no cuestionó el estilo de vida y el desenfreno que en reiteradas ocasiones han llevado al exponente urbano a estar al frente de temas legales y jurídicos por la transgresión de distintas leyes.

La inacción de la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos ha sido corresponsable del deterioro progresivo de la cultura musical, así como del ascenso de la música que eleva y defiende el consumo de sustancias controladas, asi como el sexo indiscriminado y la degradación de la imagen femenina, llegando en extremo a compararlas con animales o resumiéndolas a la nada.

Peor aún es que esos sean los referentes de éxito que influencian directamente a la juventud y una sociedad carente de dirección conceptual y sin la tan necesaria brújula moral; ese manejo errático y esa soberbia que brinda el falso estado de bienestar que viene de la mano del crecimiento económico desproporcionado y el cambio de estatus social que le hace pensar de manera ilusoria que trascienden más allá del bien y del mal.

Lamento que las cosas hayan terminado de esa manera para el occiso y también para el artista, pues de ser hallado culpable tendría que enfrentar una condena.

¡Debemos repensar, como sociedad, el futuro que queremos dejarle a nuestras futuras generaciones; urge un cambio de rumbo!

Ronny Miguel Lebrón Flete.

 29/10/2022.

3 comentarios:

  1. Muy buena reflexión sobre los seudoiconos sociales en los que se han erigidos muchos cantantes urbanos. Te felicito!!

    ResponderEliminar
  2. Excelente artículo, retrata la realidad de nuestra sociedad actual. Da mucha pena, lo que está sucediendo con nuestros jóvenes. Felicitaciones Ronny!!!!

    ResponderEliminar
  3. Muy buena reflexión, Ronny L., Sin desperdicios.

    ResponderEliminar