La mediocridad tiene un lenguaje, ese idioma no lo habla todo el mundo, así como también tiene una dinámica de pensamiento y este en política se intensifica, llegando a niveles sorprendentemente ruines, viles y a veces hasta miserables en palabra, obra y omisión, por eso hay que esperar las embestidas inmisericordes de la oposición y de los detractores naturales del talento.
Para el hombre de pocas luces nada le resulta más excitante que ver a un hombre de muchas luces y realizado, en la lona, en el piso. En sus mentes caídos.
Pero debe ser hasta cierto punto frustrante para aquellos que ven en desgracias ajenas, satisfacciones propias, observar la resiliencia de un hombre que aún toca el suelo, hace todo para elevarse al cielo, como los hombres, como los que no se quedan en el piso, así ha sido él, así ha sido su vida.
Tengo como ejemplo al líder del mundo libre, presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, mismo que en diversas ocasiones ha sentido el mundo moverse bajo sus pies, y no por eso deja de ser el presidente de la potencia mundial más grande en este momento.
En el caso de la extinta monarca de Reino Unido, Isabel II, reinó durante 70 años siendo este el mandato más largo de la historia de monarquía alguna, y dirigió al Reino Unido y la mancomunidad de países o Commonwealth. Y también cayó al piso en diversas ocasiones teniendo ella un formidable equipo de seguridad personal a su cargo.
Otro caso que cabe destacar es de Karol Józef Wojtyła mundialmente conocido como el papa Juan Pablo II, quien fue elevado a los altares en distinción de santo para la iglesia católica o el papa viajero, este en varias ocasiones se derrumbó sobre sus pies y en 1981 inclusive fue alcanzado por una bala, como un intento para asesinarlo.
O retrotraer la memoria hasta el presidente John Fitzgerald Kennedy, verlo sangrando en su coche presidencial aquella mañana de 1963, en la que el mundo se horrorizó.
Hago estas referencias en las que intento aún guardando las abismales distancias, hacer una comparación en virtud de la trascendencia histórica de los antes citados y el alcalde José Andújar.
En lo particular no veo a un hombre caído, sino más bien a un político con la capacidad de caer y volver a levantarse, sonreír y dar su mejor discurso, eso, eso es muy digno de admirar.
Los mediocres no se caen, ya que nunca pasan del piso, no se atreven a dar un paso, no hacen nada para avanzar, por eso les irrita tanto ver a quien sí avanzó.
Lo que pasó con el alcalde José Andújar es algo que a cualquiera le puede pasar.
Por mi parte viéndolo desde el factor humano, les digo que en la vida para poder avanzar hay que saber:
¡Caer, reírse y levantarse!
Ronny Miguel Lebrón Flete.
15/07/2023.
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